Sermones y funerarias: la vida del sospechoso de Minnesota Vance Boelter dio un giro extraño en los últimos añosEricks Webs DesignEricks Webs Design

Durante décadas, Vance Boelter parecía llevar una vida típica del medio oeste estadounidense. Su currículum lo mostraba ascendiendo en la escala corporativa de empresas de servicios de alimentación como Gerber y 7-Eleven, mientras criaba a una familia con cinco hijos y dos pastores alemanes y compraba varias casas cada vez más grandes en los suburbios de Wisconsin y Minnesota.

En 2021, Boelter renunció abruptamente a su trabajo y se dirigió a la República Democrática del Congo en lo que describió como una misión para acabar con el hambre en el mundo. Empezó a viajar regularmente a África Central para predicar sermones, financiando sus viajes trabajando en funerarias de Minnesota; a veces recogía cadáveres de escenas de crímenes, según contaba a sus compañeros de piso en una casa de alquiler deteriorada donde vivía a tiempo parcial.

Mientras la Policía intenta esclarecer el motivo del presunto asesinato de una legisladora de Minnesota y su esposo por parte de Boelter el sábado por la mañana —en lo que las autoridades describen como un descarado plan para dar caza a una larga lista de funcionarios electos—, una revisión de registros públicos por parte de CNN y entrevistas con personas que conocieron a Boelter sugieren que su vida dio un giro extraño en los últimos años.

Un viejo conocido comentó que Boelter había invertido grandes sumas en proyectos descabellados, como una empresa de seguridad armada en Minnesota y una empresa pesquera y agrícola en el Congo.

“Yo era más bien de: ‘Oye, amigo, esto no me parece bien, es irresponsable dejar tu trabajo y ahora estás malgastando tu dinero’”, dijo un conocido, que pidió no ser identificado por su seguridad. “Simplemente no tenía sentido para mí”.

En Minneapolis, mientras tanto, uno de los compañeros de piso de Boelter dijo que era evidente que cada vez tenía más dificultades económicas a medida que sus negocios fracasaban y él intentaba mantener intactas las apariencias de su vida anterior. Se alojaba en la casa de alquiler algunas noches a la semana mientras trabajaba en los turnos de una funeraria de la zona, según el compañero, que también pidió el anonimato por motivos de seguridad.

“No podía seguir el ritmo de la enorme y lujosa casa de US$ 400.000 en Green Isle, tres pastores Shiloh, todos los niños, todas las facturas”, dijo el compañero de piso, refiriéndose al pueblo a una hora de Minneapolis donde se encuentra la casa familiar de Boelter. “No podía seguir el ritmo”.

Pero incluso cuando algunos que lo conocían comenzaron a preocuparse por el comportamiento de Boelter, dijeron que no dio ninguna señal de estar planeando la masacre violenta que ahora se le acusa de llevar a cabo.

Según la acusación federal que acusa a Boelter de homicidio y otros delitos, la madrugada del sábado se presentó en las casas de cuatro funcionarios públicos demócratas de Minnesota disfrazado de policía, disparando mortalmente a la representante estatal Melissa Hortman y a su esposo e hiriendo al senador estatal John Hoffman y a su esposa. En la casa y el coche de Boelter, los agentes encontraron listas manuscritas “con los nombres y domicilios de muchos funcionarios públicos de Minnesota, en su mayoría o todos demócratas”, según la acusación.

“Papá se fue a la guerra anoche”, escribió Boelter a su esposa y familia horas después del tiroteo, según la acusación.

Boelter se registró como republicano, según registros estatales, y votó por el presidente Donald Trump, según otro compañero de piso en su casa de Minneapolis. Sin embargo, en sus redes sociales apenas mencionaba la política, y cuatro personas que lo conocieron e interactuaron con él en los últimos meses le dijeron a CNN que nunca mostró signos de extremismo político.

Sin embargo, en sus apasionados sermones en una iglesia centroafricana a miles de kilómetros de Minnesota, Boelter describió su deseo de dejar huella en la historia.

“Cuando muera y vaya al cielo… no quiero simplemente escuchar a otras personas contar sus historias”, declaró en uno de sus discursos. “Quiero tener mis propias historias que contar”.

La página de LinkedIn de Boelter da una pista del giro radical que dio su vida en los últimos años: enumera varios puestos de gerencia media en empresas de servicios de alimentación del Medio Oeste y, de repente, en 2021, su rol como director ejecutivo de una nueva empresa que fundó en el Congo.

Su carrera comenzó sin grandes sorpresas. Boelter comentó que trabajó como supervisor y gerente en una planta de alimentos para bebés y una empresa de salchichas en Wisconsin y en una empresa que producía productos de comida para llevar para tiendas de conveniencia estadounidenses en Minnesota, donde recibió un premio local por desarrollo laboral en 2012.

Según su perfil de LinkedIn, obtuvo un doctorado en liderazgo de la Universidad Cardinal Stritch en Wisconsin. Un resumen de su tesis sobre capacitación laboral permanece en línea, pero exfuncionarios de la universidad, ahora desaparecida, no respondieron a las solicitudes de confirmación de que había completado la carrera.

Los registros inmobiliarios muestran que, a medida que Boelter cambiaba de trabajo, él y su esposa Jenny compraron casas en Wisconsin y Minnesota. En 2023, la pareja compró una casa de cuatro habitaciones en un terreno de 11 acres en la zona rural de Green Isle, Minnesota, cerca de un campo donde la policía arrestó a Boelter el domingo por la noche tras una búsqueda intensa.

Boelter se involucraba activamente en su comunidad, participando en juntas gubernamentales locales y estatales que apoyaban programas de capacitación laboral. Fue nombrado miembro de la Junta de Desarrollo de la Fuerza Laboral estatal del gobernador de Minnesota por el exgobernador Mark Dayton, demócrata que ocupó el cargo entre 2011 y 2019, según informó un portavoz del actual gobernador Tim Walz. Walz, también demócrata, posteriormente volvió a nombrar a Boelter para la junta, un puesto voluntario y no remunerado, en lo que el portavoz describió como un proceso rutinario para cientos de puestos similares en el estado.

La fe cristiana de Boelter también fue prominente en su vida. En un sermón, describió haber nacido de nuevo a los 17 años. Boelter fue ordenado reverendo en 1993, según una página web archivada de la organización benéfica cristiana que fundó, Revoformation Ministries. Les contó a sus amigos que viajó a Medio Oriente para repartir materiales evangélicos al principio de su carrera, según comentó un conocido de muchos años.

Y pintó su obra en términos grandilocuentes: la página web de Revoformation describió a Boelter como el autor de un libro que pretendía “cambiar la forma en que te ves a ti mismo, a los demás y a Dios”.

“Puedes estar de acuerdo o no con lo que lees en este libro, pero nunca lo olvidarás”, afirmaba el sitio web.

El sitio web GoodReads sugiere que Boelter autopublicó el libro, titulado “Habilidad Original: ¿Puede el Hombre Obedecer a Dios?”, en 2006, aunque no hay ejemplares disponibles en línea.

Mientras continuaba su carrera en el sector de la restauración, Boelter fundó negocios relacionados con la seguridad, aunque no parecen haber tenido mucho éxito.

Los registros de Wisconsin lo registran como agente registrado de una empresa llamada “Souljer Security, LLC”, fundada en 1999 y disuelta aproximadamente una década después.

Y la esposa de Boelter constituyó una empresa en 2018 llamada Praetorian Guard Security Services LLC, según documentos corporativos de Minnesota. La empresa, que comparte nombre con los guardaespaldas de élite de los emperadores romanos, actualmente cuenta con una licencia como agente de protección en Minnesota, lo que le permite contratar guardias de seguridad armados.

Los documentos de licencia de la Junta de Servicios de Detectives Privados y Agentes de Protección de Minnesota mencionan a Jenny Boelter como directora ejecutiva de la empresa y a Vance Boelter y otros familiares como empleados. Los documentos muestran que Vance Boelter recibió dos capacitaciones sobre armas de fuego en julio de 2019 y que había completado una “capacitación de renovación para portar armas ocultas” al año siguiente.

Pero en una presentación de 2023, Jenny Boelter escribió que la empresa aún no había prestado servicios de seguridad a ningún cliente.

“Justo antes de que pudiéramos ponernos en marcha, llegó la pandemia”, escribió. “Al intentar poner en marcha esta empresa, gasté miles de dólares en preparativos, pero parecía que me topaba con muros de piedra”.

Un conocido de Boelter comentó que había hablado de que la empresa ofrecía planes de protección privados costosos y de pago durante un “entorno de agitación social”, pero que los planes nunca habían tenido sentido.

“Hay una desconexión con la realidad empresarial”, recordó haber pensado.

La vida de Boelter dio un giro en 2021, cuando se sintió inspirado a dejar su trabajo y dedicarse a promover el desarrollo en África, según relató posteriormente.

En un video de presentación que Boelter grabó y luego publicó en redes sociales, contó que viajó a la República Democrática del Congo y elaboró ​​planes para ayudar a mejorar el suministro de alimentos en el país, que, según él, a los lugareños les parecieron “bastante prometedores”.

Pero tras la negativa de su empleador, Boelter decidió renunciar y dedicarse a “proyectos agrícolas y pesqueros” en África, según contó.

“La empresa para la que trabajaba en ese momento no estaba interesada en hacer nada en África”, dijo en el video. “Así que hablé con mi esposa y decidimos: simplemente presenté mi renuncia con dos semanas de antelación y nos iríamos por nuestra cuenta a intentar llevar a cabo estos proyectos para ayudar en África”.

Boelter fundó una organización llamada Red Lion Group, que, según una página web archivada, trabajaba para construir la primera refinería de petróleo modular de la República Democrática del Congo, así como una planta de fabricación de vidrio y una empresa maderera en el país. “Aunque al final Red Lion no obtenga beneficios, si logramos crear buenos empleos… nos basta”, declaraba el sitio web.

La decisión preocupó a algunos amigos de Boelter. Un conocido suyo de toda la vida comentó que le preocupaba la aparente falta de un plan de negocios real para la empresa.

“Era una quimera cada vez que hablaba con él”, declaró el conocido a CNN. “Nunca vi un plan de negocios específico, como: así es como genero ingresos, estos serán mis gastos, así es como vamos a hacer un negocio rentable”.

Boelter predicó en una iglesia pentecostal en Matadi, una ciudad portuaria a orillas del río Congo, donde ofreció sermones con la ayuda de un enérgico traductor francés. En videos de sus sermones publicados en Facebook y YouTube, Boelter describió con pasión su conexión con la fe, hablando de su despertar religioso en la adolescencia y afirmando haber viajado a “lugares a los que mucha gente no quería ir”, como Ribera Occidental, Gaza y el sur del Líbano, para “hablarles de Jesús”.

También expresó su retórica anti-LGBT, afirmando en un sermón: “Hay gente, especialmente en Estados Unidos, que no sabe de qué sexo es, desconoce su orientación sexual, está confundida… el enemigo se ha metido demasiado en sus mentes y almas”.

Boelter también registró una organización sin fines de lucro en 2021 llamada “Dales algo de comer”. Describió su misión en los registros estatales como “trabajar para acabar con el hambre en Estados Unidos eliminando los obstáculos a largo plazo que impiden el acceso de alimentos a las personas necesitadas”, a la vez que “trabajar para acabar con el hambre en el mundo mediante el establecimiento de relaciones estratégicas con personas y empresas de países desarrollados y de países subdesarrollados”.

Sin embargo, la organización sin fines de lucro no reportó ingresos en sus declaraciones de impuestos antes de su disolución dos años después.

En los últimos años, Boelter emprendió una nueva carrera: trabajador de funerarias. En un video, Boelter contó que empezó a trabajar en funerarias “para ayudar a pagar las cuentas” mientras continuaba con sus planes en África y porque “el turno se adaptaba bien a mi horario con las otras cosas que estaba haciendo”.

Al parecer, Boelter grabó el video para un programa de ciencias mortuorias en el Des Moines Area Community College, al que un portavoz confirmó que asistió en 2023 y 2024. Empezó a trabajar en dos funerarias en el área de Minneapolis en 2023, según informaron a CNN portavoces de las empresas.

Boelter iba y venía entre la casa de su familia en Green Isle y su trabajo en Minneapolis, donde se alojaba en un bungalow destartalado que compartía con otros cuatro hombres en un barrio obrero de la ciudad. Cuando un reportero de CNN lo visitó este fin de semana, un gato gris correteaba por la casa de tres habitaciones y 145 metros cuadrados.

Un compañero de piso que vivía con Boelter, y que pidió no ser identificado por motivos de seguridad, dijo que Boelter se había alojado en la casa un par de noches a la semana durante el último año y medio.

Una vez, dijo el compañero de piso, Boelter lo llamó a su miniván en el callejón y abrió la puerta trasera para mostrarle dos bolsas para cadáveres vacías que usaba en su trabajo.

“Era un poco inquietante, un poco oscuro”, dijo el compañero. “Me pregunto si esto no encaja con Vance, el universitario, la familia”.

Boelter parecía desinteresado en hablar de política, dijo el compañero, y añadió que cuando mencionaba a Trump, a quien ambos apoyaban, Boelter cortaba la conversación bruscamente.

“Se sentaba allí, decía algo muy rápido y luego decía: ‘Sabes, no quiero entrar en detalles. Que tengas una buena noche’”, dijo el compañero.

Fue en esa casa de alquiler donde la policía encontró cuadernos con notas manuscritas con los nombres y domicilios de “numerosos funcionarios públicos de Minnesota”, incluido Hortman, según la acusación. “Casa grande junto a un campo de golf con dos entradas”, decía una nota sobre la casa de Hortman.

Ahora, los amigos de Boelter luchan por reconciliar al asesino a sangre fría descrito por la policía con el hombre que conocían.

El viejo conocido dijo que ambos se pusieron al día por teléfono hace apenas un mes, y Boelter no dio señales de alerta durante la conversación.

“Estoy impactado”, dijo. “El Vance con el que interactué no era ese tipo en absoluto, ni siquiera lo sospechaba”.

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